La imagen habitual que tenemos de una bruja lleva un par de cosas asociadas a ella de forma casi imprescindible: el sombrero puntiagudo, y la escoba. El primero puede interpretarse como una necesidad a la hora de la selección de una casa en Hogwarts, pero existen dos teorías para explicar por qué a las brujas se les representa con escobas, volando sobre ellas o hasta empleándolas con otros fines más deportivos.
"Ponte en pie, alza el puño y ven..."
La primera teoría tiene su origen en la práctica de un ritual pagano que consistía en saltar entre los campos con palos y escobas con el fin de aumentar la fertilidad de la tierra y conseguir cosechas más abundantes. En estos casos, alguien que observara el ritual desde fuera, podría pensar que las personas estaban incluso volando entre los cultivos.
De plantitas va la cosa
La segunda teoría, con un carácter más farmacológico, explica que en la Edad Media, el consumo oral de sustancias alucinógenas estaba perseguido, y para no ser descubiertas, algunas mujeres aplicaban los "ungüentos voladores" y pociones de hierbas solanáceas con estas propiedades.
Entre estas plantas, encontramos la belladona (Atropa belladonna L.), el beleño negro (Hyoscyamus niger L., cuyas propiedades también tratamos en el blog) o la cicuta (Conium maculatum L.) sobre objetos cotidianos como escobas para poder introducirlas en su cuerpo y administrar así la droga de forma vaginal o rectal, evitando ser vistas pegándose el chute de forma común, y sorteando en gran parte el efecto de primer paso asociado a la vía de administración oral.
Así, se alcanzarían los efectos alucinógenos de las mezclas de forma más rápida y potente, entre los que se encontraban la sensación de ligereza, como de estar volando o flotando por acción de alguno de los alcaloides tropánicos que contuviera el preparado.
Entre ellos, se encontraban la atropina, la escopolamina (también conocida como hioscina) y la hiosciamina, que es un levo-isómero de la primera. Los tres compuestos poseen actividad anticolinérgica y antimuscarínica, que pueden manifestarse en forma de midriasis o dilatación de las pupilas, ataxia o pérdida de coordinación, sequedad de boca y otros efectos a nivel del SNC como euforia, convulsiones o alucinaciones visuales y auditivas.
Citando a Paracelso en su libro Las Plantas Mágicas: botánica oculta, "esta receta infernal más vale que permanezca ignorada".
El resto, ya es historia.
Winifred Sanderson sabía lo que se hacía. |
Fuentes:
Gannon, M. (2013): A Bewitching History: Why Witches Ride Broomsticks. LiveScience
Balasch, E. et al. (2002): Diccionario de las plantas curativas de la Península Ibérica. Ed. Óptima
Balasch, E. et al. (2002): Diccionario de las plantas curativas de la Península Ibérica. Ed. Óptima