Los icebergs son fragmentos de glaciares que se han desprendido y flotan libremente. Y los glaciares, a su vez, se generan por la acumulación de nieve en las regiones polares de todos los continentes menos Australia.
Además, teniendo en cuenta las propiedades coligativas de las disoluciones, los solutos del océano en contacto directo con los bloques de hielo (en este caso, mayoritariamente la sal) no se congelan, sólo el disolvente. Así, según una catedrática de Físico-Química de mi Universidad, los icebergs sólo contienen agua dulce y no sal.
Los glaciares se generan por la acumulación de nieve compacta en zona continental, así que el agua de los icebergs no es salada, aunque estos gigantescos pedazos de hielo floten en el mar. Se trata de un agua tan pura y fresca que hasta se comercializa embotellada y en forma de hielo para tomar con vodka. Sólo podemos ver una séptima parte de su tamaño, ya que el resto permanece oculto bajo el agua.
Hay que diferenciar estos bloques de hielo de los que se forman por la congelación del agua del océano que rodea la Antártida, que son salados. Este hielo llega a ocupar un área de más de 20 millones de km2.