El efecto Dunning-Kruger es un sesgo cognitivo en el que personas de bajas habilidades tienen una ilusión de superioridad, creyendo que su capacidad intelectual es mayor de lo que realmente es. Es consecuencia de la incapacidad de reconocer la propia ineptitud o incompetencia de forma objetiva.
David Dunning y Justin Kruger lo describieron en 1999 como una mala percepción en la incompetencia de un error propio con la consecuente mala calibración de los errores ajenos. El resultado es subestimar las competencias de los semejantes, y asumir erróneamente que tareas que son fáciles de realizar por ellos mismos también lo son para otros. Como nota curiosa, ambos psicólogos ganaron el premio Ig Nobel al año siguiente.
En su artículo original, los autores describían el caso del criminal McArthur Wheeler, que robaba bancos con la cara cubierta de zumo de limón, ya que pensaba que este líquido haría que fuera invisible a las cámaras de seguridad. El mangante pensaba que, como el zumo de limón se usa como "tinta invisible" sobre papel, éste tendría el mismo efecto para las cámaras sobre su cara. Un adelantado a su tiempo, vamos.
Aunque fue descrito hace un par de décadas, este sesgo ya aparecía en la literatura. Fue Shakespeare (1564-1616) en su obra "Como gustéis" el que escribió que «El necio se cree sabio, pero el sabio se sabe necio», y el naturalista Charles Darwin (1809–1882) dijo que «La ignorancia genera confianza más frecuentemente que el conocimiento».
Fuentes:
Wikipedia: Dunning-Kruger effect
Dunnung & Kruger (1999): Unskilled and Unaware of It: How Difficulties in Recognizing One's Own Incompetence Lead to Inflated Self-Assessments
"¿En qué consiste el efecto Dunning-Kruger?" fue publicado originalmente en la revista intersanitaria nacional Salus.