Los musgos son esas plantitas sin flores y sin tejido o vasos conductores de la división briófita. Se caracterizan porque tienen dos partes en su ciclo de vida: la fase sexual o gametofito y la fase asexual o esporofito, y solemos verlos como verdín en zonas húmedas y a la sombra como rocas, cortezas de árboles o novelistas superventas con tendencia a la actuación.
A continuación os dejamos un par de anécdotas sobre estas plantas.
"A rolling stone gathers no moss"
Algunos tipos de musgo son capaces de crecer en el caparazón de algunos animales, como en el caso de los escarabajos papuanos del bosque de Nueva Guinea. De esta forma, los escarabajos se camuflan con el entorno y tienen más probabilidades de sobrevivir, y el musgo consigue las condiciones ideales para estar la mar de a gusto. Simbiosis en estado puro.
Enfermera, páseme el esfagno
Desde tiempos de los celtas en las Islas Británicas e incluso durante la Primera Guerra Mundial, musgos secos del género Sphagnum se usaron como vendajes o apósitos sobre heridas de los soldados, ya que tienen una capacidad absorbente cuatro veces mayor que el algodón. De esta forma, absorbían eficazmente la sangre, además de poseer ciertas propiedades antisépticas contra bacterias gram positivas gracias al esfagnano, un polisacárido presente en estas plantas.
Este género también se utiliza para ahumar la malta durante el proceso de producción del whisky escocés, y en jardinería se emplea como sustrato de orquídeas.
Sphagnum palustre. Jeffrey G. Duckett. |
Fuentes:
J Guerra Montes. ACRM (2001): Briófitos
C Delgadillo, MA Cárdenas. UNAM (1990): Manual de briofitas
JL Gressitt et al. Nature (1965): Moss growing on Living Papuan Moss-forest Weevils
P Ayres, FieldBriology (2013): Wound dressing in World War I - The kindly Sphagnum Moss