El fósforo, con símbolo P y número atómico 15 en la tabla periódica, es un elemento no metálico cuyo nombre, como ya comentamos, deriva de las palabras griegas "phos" y "phoros", que significan "dador de luz". El descubrimiento de este elemento tiene una peculiar historia.
Fue el decimotercer elemento descubierto, en el año 1669 por el alquimista y mercader (la cuestión es diversificar) alemán Hennig Brand en Hamburgo. Brand decidió hervir su propia orina, con la esperanza de que contuviera oro, ya que pensó que al tener colores similares, era lógico que algo tan banal como la orina pudiera albergar el preciado elemento.
El método de extracción era algo complejo, teniendo en cuenta de que se basaba por completo en el método empírico: el residuo negro que quedaba tras la hervir la orina era almacenado durante meses, y después era calentado con arena hasta destilar un aceite rojo y apartarlo. El resto se dejaba enfriar, y se descartaba la sal, y se mezclaba el aceite rojo otra vez con el material esponjoso negro. Se calentaba intensamente la mezcla durante 16 horas para condensar los gases y aceites desprendidos. Finalmente se extraía un material, que se calentaba otra vez para eliminar todo el agua, y el precipitado resultante tras la evaporación y enfriamiento en agua fría, de color blanco, era el fósforo, ya que la orina contiene fosfatos disueltos y fosfato sódico.
Para disgusto del pobre Hennig, el resultado no era ni por asomo el ansiado oro, pero supo que era otra cosa interesante, y lo llamó "fuego frío" por su ligera luminiscencia en la oscuridad. Como Brand tenía cierta reticencia a publicar abiertamente cómo llegó al descubrimiento del fósforo (lo de involucrar fluidos corporales a la química estaba mal visto en la época), decidió vender su hallazgo a otros químicos, Johann Daniel Kraft y Kunckel von Lowenstern.
Para disgusto del pobre Hennig, el resultado no era ni por asomo el ansiado oro, pero supo que era otra cosa interesante, y lo llamó "fuego frío" por su ligera luminiscencia en la oscuridad. Como Brand tenía cierta reticencia a publicar abiertamente cómo llegó al descubrimiento del fósforo (lo de involucrar fluidos corporales a la química estaba mal visto en la época), decidió vender su hallazgo a otros químicos, Johann Daniel Kraft y Kunckel von Lowenstern.
Brand también vendió su método de extracción corporal de fósforo a Gottfried Wilhelm Leibniz, más conocido por inventar el cálculo de forma independiente a Newton. Leibniz, pensando como un alquimista también, pensó que Brand sería capaz de conseguir la piedra filosofal, que transformaría en oro otros metales menos nobles, si producía una gran cantidad de fósforo. Estamos hablando de litros y litros de orina para conseguirla, y no hace falta decir que fracasaron.
El fósforo se produjo mediante este método hasta la década de 1770, cuando el científico sueco Carl Wilhelm Scheele, descubridor del cloro, comprobó que también podría extraerse de los huesos de animales, un método más barato y efectivo.