Un estudio científico del Centro Médico Beth Israel Deaconess (BIDMC) publicado por la revista Science Translational Medicine demostró que el placebo es efectivo incluso cuando el paciente está informado de que lo es.
El estudio tuvo una muestra de 66 pacientes aquejados de migrañas recurrentes (en total se contabilizaron 459 ataques), y pretendía demostrar que es importante tanto la eficacia del fármaco como la información positiva recibida sobre él por parte del profesional sanitario. El rango de información varió entre condiciones negativas, neutrales o positivas, y mientras un grupo de estos pacientes fueron tratados con 10 mg de rizatriptán (N,N-dimetil-2-[5-(1H-1,2,4-triazol-1-ilmetil)-1H-indol-3-il]etanamina), un compuesto del grupo de los triptanes con actividad agonista del receptor 5-HT1 -acoplado a proteínas Gi- usado en tratamiento de la migraña con o sin aura, durante todo el estudio, otros presentaron mejoría del dolor incluso cuando fueron informados de que los comprimidos que tomaban eran placebo.
En total, hubo tres grupos de pacientes: los que tomaron rizatriptán, los que tomaron placebo conscientemente y los que tomaron placebo pensando que era rizatriptán, y tres variables (información recibida positiva, neutral o negativa). Los tratamientos en cada caso se aleatorizaron.
Rizatriptán: Admiremos su anillo triazol, su anillo indol y esa dimetilamina terciaria protonable. |
Lo interesante del estudio deriva de que prueba que la eficacia del tratamiento terapéutico no depende únicamente del fármaco en sí o de la mejora subjetiva que pueda sentir el paciente, si no que el trato, la presentación o publicidad que haga el profesional sanitario, ya sea médico, enfermero o farmacéutico, del fármaco y la adherencia al tratamiento consecuente influyen en el éxito terapéutico.
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