Gracias al frenillo de la lengua, que une el suelo de la boca con la parte inferior de la lengua, físicamente no podemos tragarnos la lengua o ahogarnos con ella si se introduce en nuestra garganta.
Es un mito muy extendido que si alguien sufre un ataque epiléptico debemos introducirle en la boca un objeto como una cuchara para que no se ahogue con su propia lengua. No obstante, lo único que conseguiremos haciendo esto es que nos muerdan con fuerza por la mioclonía o contracción de los músculos, o incluso romperle algún diente a la persona.
"¿Podemos tragarnos nuestra propia lengua?" fue publicado originalmente en la Revista Intersanitaria Nacional Salus.